Tras ser diagnosticado de insuficiencia renal, uno suele enfrentarse a una serie de cambios. Los cambios en la dieta desempeñan un papel importante en la protección de los riñones y pueden ayudar a mantener la función renal, prevenir la progresión de la enfermedad renal y mantener los riñones en forma y en buen funcionamiento. Sin embargo, para muchas personas, las recomendaciones alimentarias para la enfermedad renal son contradictorias y confusas. Por ello, en este artículo hemos recopilado un resumen de las recomendaciones dietéticas más importantes para las personas con enfermedad renal.
Con la ayuda de estos consejos y trucos, podrás controlar fácilmente tu dieta en combinación con la insuficiencia renal. No obstante, conviene recordar que muchas de estas recomendaciones sólo se aplican si la función renal está muy deteriorada, con una tasa de filtración glomerular estimada (=TFGe) inferior a 60 ml/min.
¿Por qué es tan importante la dieta en la insuficiencia renal?
Probablemente ya sabes que la dieta desempeña un papel muy importante en la salud y la forma física en general. Por lo tanto, cambiar la dieta en caso de insuficiencia renal ayuda a ralentizar la progresión de la disfunción. La salud general también puede verse influida y mejorada significativamente sólo por la dieta.
La razón por la que la dieta es tan importante, especialmente en la insuficiencia renal, es el funcionamiento de los riñones. Los riñones son los verdaderos guardianes del organismo. En un estado saludable, limpian la sangre de sustancias nocivas, productos de desecho y productos de descomposición que se acumulan en el organismo. En caso de insuficiencia renal, esta función de filtrado de los riñones disminuye. Cuando esta función de filtrado disminuye, también se reduce la capacidad de mantener en equilibrio sustancias importantes en la sangre.
Si los riñones ya no son capaces de hacer esto por sí solos, puede ser necesario modificar la dieta para restablecer el equilibrio. Veamos las recomendaciones exactas para una dieta para la insuficiencia renal.
Proteínas e insuficiencia renal
Las proteínas son una parte esencial de la dieta y sirven para construir células y órganos. En el organismo, las proteínas se transforman en urea, que se elimina por la orina. En caso de insuficiencia renal, estos productos de degradación del metabolismo proteico ya no pueden excretarse adecuadamente.
Por este motivo, regular y limitar la ingesta de proteínas puede aliviar los riñones. Existen varias recomendaciones.
Potasio, fósforo e insuficiencia renal
En caso de insuficiencia renal avanzada, los riñones ya no son capaces de mantener el equilibrio de minerales importantes en la sangre, especialmente el potasio y el fósforo. El eGFR indica la cantidad de sangre que los riñones limpian por minuto. Cuanto mayor sea este valor, mejor funcionan los riñones.
- Si el TFGe es inferior a 30 ml/min, se recomienda reducir la ingesta diaria de fósforo a menos de 800 mg.
- Si la TFGe es inferior a 30 mL/min, puede recomendarse no consumir más de 3.000 mg de potasio al día
No obstante, debes consultar regularmente a tu médico los valores límite de fósforo, potasio y proteínas. Recuerda siempre que un nivel elevado de proteínas, fósforo o potasio no significa que no puedas seguir comiendo un alimento. Es mucho más importante comer ciertos alimentos con moderación. De este modo, evitarás sobrepasar las pautas diarias de potasio y fósforo, manteniendo al mismo tiempo una dieta equilibrada.
Sal de mesa e insuficiencia renal
La Organización Mundial de la Salud (= OMS), la Sociedad Alemana de Nutrición (= en alemán 'Deutsche Gesellschaft für Ernährung' o DGE) y otras instituciones recomiendan limitar la ingesta diaria de sal de mesa a un máximo de 5 g al día, independientemente de la función renal. Esto se debe principalmente al sodio que contiene la sal de mesa. El sodio fija el agua en los vasos sanguíneos y puede aumentar la presión arterial. Esto se convierte en un problema cuando los riñones ya no son capaces de equilibrar el sodio y el agua.
Limitar el consumo de sal en casos de insuficiencia renal no sólo te permitirá mantener los riñones sanos y en forma, sino también el sistema cardiovascular.
Agua e insuficiencia renal
1. Primeras fases de la insuficiencia renal
Especialmente en las primeras fases de la insuficiencia renal, es importante beber una cantidad suficiente de líquidos. Estos líquidos ayudan a los riñones a realizar su trabajo y evitan la deshidratación (= la falta de agua en el organismo), que puede provocar daños renales peligrosos, sobre todo en los días calurosos de verano.
2. Insuficiencia renal avanzada e insuficiencia renal
En las fases avanzadas de la insuficiencia renal y al principio de la insuficiencia renal, la cantidad de orina producida puede seguir disminuyendo. Esto se debe a que la función de filtración de los riñones ya no funciona correctamente, lo que significa que menos agua y productos de desecho salen del organismo a través de la orina. El exceso de agua tiende a acumularse en las piernas (=edema) o en los pulmones (=edema pulmonar). Para evitar que esto ocurra, es necesario limitar la cantidad de agua ingerida. No obstante, siempre es necesario comentar con el equipo médico dicha limitación de la cantidad de agua que se debe beber.
A continuación se resumen las recomendaciones más importantes para adaptar la dieta en caso de insuficiencia renal:
¿Qué dietas se pueden seguir en caso de insuficiencia renal?
En la actualidad no existe ninguna dieta específica desarrollada específicamente para las personas con insuficiencia renal crónica. Por lo tanto, las mejores recomendaciones dietéticas que pueden seguirse son las que tienen un efecto positivo sobre el sistema cardiovascular y, por lo tanto, sobre la salud en general. Entre ellas se encuentran la dieta mediterránea y la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), desarrollada originalmente para regular la tensión arterial. Ambas dietas hacen especial hincapié en una alimentación equilibrada y variada, con énfasis en los alimentos frescos. Tanto la dieta DASH como la mediterránea implican reducir los alimentos procesados, el azúcar y las grasas poco saludables.
1. La dieta mediterránea
Como su nombre indica, la dieta mediterránea se basa en la dieta tradicional de los países ribereños del mar Mediterráneo (Italia, España, etc.). Incluye mucha fruta fresca, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas. Se aconseja comer pescado o marisco al menos dos veces por semana.
Por otro lado, hay que evitar la carne roja, el azúcar y los alimentos procesados industrialmente. Es decir, los alimentos naturales, frescos y sin procesar deben ser el pilar de la dieta. También es habitual utilizar el aceite de oliva como principal fuente de grasa.
Los científicos han demostrado en el pasado que la dieta mediterránea puede reducir el riesgo de desarrollar y progresar muchas enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión y la insuficiencia renal crónica. Por lo tanto, la dieta mediterránea es ideal para mantener los riñones en forma y sanos.
2. La dieta DASH
La dieta DASH se desarrolló originalmente para reducir la presión arterial. Los elementos básicos de la dieta DASH incluyen un mayor consumo de fruta, verdura, cereales integrales, productos lácteos bajos en grasa, legumbres, frutos secos y semillas, al igual que la dieta mediterránea.
También se recomienda reducir el consumo de carne roja y azúcar. También es especialmente importante evitar los alimentos salados para limitar la ingesta de sal de mesa y, por tanto, de sodio.
Los científicos han demostrado que la dieta DASH puede bajar la tensión arterial y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. La mejora del control de la tensión arterial y la reducción del consumo de sal también pueden tener un efecto positivo en los riñones.
El diario de alimentos de Mizu App
¿Estás listo para poner en práctica lo que has aprendido? La aplicación Mizu puede ayudarte a hacerlo. Para ello, puedes utilizar el diario de alimentos, en el que puedes establecer tus objetivos personales para diferentes nutrientes. Esto se aplica a las proteínas, el fósforo, el potasio, el sodio y el agua. Si tienes dudas sobre tus objetivos personales de nutrición para la CRM, siempre puedes ponerte en contacto con tu equipo médico.