Después del trasplante, hay algunas cosas importantes que debes tener en cuenta para que tu nuevo riñón sea aceptado por el cuerpo y dure el mayor tiempo posible. Echemos un vistazo a lo que podemos hacer juntos para conseguirlo.
Ya te habrás dado cuenta de que tienes que tomar medicación regularmente después del trasplante. Los inmunosupresores desempeñan un papel especialmente importante. Este es el nombre de un grupo de medicamentos que ralentizan el propio sistema inmunitario. Así se evita que el nuevo riñón sea atacado y rechazado por tus células inmunitarias.
Sin embargo, a pesar de todo esto, puedes experimentar algunas reacciones de rechazo. Esto es especialmente probable en las primeras semanas y el primer año después del trasplante. Existen diferentes tipos de reacciones. Simplemente, en la mayoría de los casos el organismo reconoce el riñón donado como un cuerpo extraño, lo que activa el sistema inmunitario. Normalmente, la identificación de “material extraño”, como bacterias o virus, es un paso importante para prevenir enfermedades. Pero como siempre, todo tiene sus pros y contras. En lo que respecta a tu riñón donado, este sistema de defensa supersensible puede convertirse en un problema. Al igual que con otros materiales extraños, tu cuerpo produce células de defensa que también pueden atacar al nuevo riñón.
Esto suena bastante intenso al principio. Pero la reacción de rechazo suele poder controlarse con medicación. Para detectar a tiempo una reacción de rechazo, se vigilará estrechamente tu función renal, sobre todo al principio. También recibirás una dosis más alta de inmunosupresores al principio. Con el pasar del tiempo, el tratamiento puede ajustarse gradualmente y la medicación reducirse progresivamente. Sin embargo, siempre necesitarás tomar inmunosupresores para asegurarte de que tu organismo acepta el trasplante; dejar de tomarlos por completo es imprudente y provocará el fracaso del nuevo riñón.
No obstante, es especialmente importante que prestes atención a las posibles señales de tu cuerpo que puedan indicar una reacción de rechazo. Estas señales de alerta incluyen, en particular, fiebre (normalmente definida como una temperatura corporal > 38 °C) y disminución del estado general, dolor en la zona del riñón trasplantado y disminución de la diuresis. Si presentas alguno de estos síntomas, póngate en contacto inmediatamente con tu especialista en trasplantes. Allí, el personal especializado podrá valorar mejor qué pasos hay que dar a continuación.
No obstante, también existen algunos consejos generales que puedes seguir para aumentar la vida útil de tu nuevo riñón. Veamos paso a paso qué se puede hacer para que el nuevo riñón funcione el mayor tiempo posible.
Asegúrete de tomar tus medicamentos con regularidad
Puedes hacer una gran contribución a tu nuevo órgano tomando regularmente tu medicamentos prescritos por tu equipo médico. Para ayudarte a hacer un seguimiento de tu medicación, puedes echar un vistazo más de cerca a la función de documentación de la medicación en la app Mizu. Te ayudará a seguir tu plan personal de medicación.
Registra regularmente tu dieta y peso
También puedes hacer algo bueno por tu nuevo riñón y tu cuerpo adoptando un estilo de vida saludable. En particular, debe evitar la obesidad y la diabetes a largo plazo. Además del efecto negativo sobre tu salud general, ambas pueden tener un impacto negativo sobre la función de tu riñón trasplantado y, por lo tanto, también reducir la vida útil de tu nuevo riñón. Por lo tanto, intenta mantener tu peso y tu glucemia en la zona verde. En concreto, tu índice de masa corporal (= medida para estimar el porcentaje de grasa corporal) debe ser inferior a 30 kg/m². Por lo que respecta a tu glucemia, es de especial interés el azúcar en sangre en ayunas. Para ello, se determina la cantidad de azúcar en sangre por la mañana, después de no haber comido durante al menos 8 horas. En personas sanas, el nivel de azúcar en sangre debe ser inferior a < 100 mg/dL (< 5,6 mmol/L). Además, se suele determinar el valor de glucemia a largo plazo (=HbA1c). Este valor es inferior a < 5,7 % (<3 9 mmol/mol Hb) en personas sanas.
Especialmente después de un transplante y con la a menudo nueva o recuperada libertad en términos de tu dieta, esto puede ser un poco un desafío al principio. Así que vamos a echar un vistazo a algunos consejos y trucos que pueden ayudarle con esto.
Más movimiento en la vida cotidiana
El ejercicio regular te mantiene en forma y saludable. Aumenta tu resistencia y tiene un efecto positivo en tu peso. Pero eso no es todo: el ejercicio regular te ayuda a reducir el estrés y también puede mejorar tu salud mental. No te preocupes, esto no significa que tengas que convertirte en un atleta profesional. Durante los tres primeros meses después del trasplante, es importante mantener la movilidad, pero no se recomienda hacer ejercicio. A partir de ese momento, lo mejor es abordar el ejercicio y el deporte paso a paso, consultando con tu nefrólogo. Puede empezar con paseos cortos, por ejemplo. Pero el ejercicio también puede integrarse perfectamente en la vida cotidiana. Simplemente deja el ascensor y sube las escaleras o aparca un poco más lejos de la puerta principal. Aunque al principio no notes la diferencia, no te desanime. A la larga, notarás un efecto positivo en tu salud.
Si la función de trasplante es estable, el ejercicio regular debe ser su objetivo claro para proteger su sistema cardiovascular de las enfermedades. Para conseguirlo, deberías hacer deporte cinco veces por semana durante unos 30 minutos que te hagan sudar con facilidad. Puedes hacer diferentes cosas, siempre adaptadas a tu forma física personal, por supuesto. Por el bien de tus riñones, debes evitar los deportes de alto riesgo, como el descenso de pendientes o las artes marciales. Pero, ¿qué tal una ronda de footing, ciclismo, senderismo de montaña moderado o natación, por ejemplo? A muchas personas también les motiva más hacer deporte en grupo. ¿Quizá tienes a alguien en tu grupo de amigos y conocidos con quien puedes quedar regularmente? ¿O existe un programa deportivo en forma de cursos o incluso un club deportivo?
Regula tu consumo de calorías
Aunque la nueva libertad en términos de alimentación tras el trasplante pueda parecer tentadora, es importante que vigile la ingesta de calorías. Para ayudarte a llevar la cuenta, puedes echar un vistazo al diario de comidas de Mizu. Para las personas de peso normal, la pauta general de ingesta calórica después del trasplante es de 30-35 kilocalorías por kilogramo de peso corporal (=kcal/kg). Si tu equipo médico te ha aconsejado perder peso, es útil que consumas menos calorías de las que tu cuerpo necesita (=déficit calórico). Por supuesto, también debes hacer suficiente ejercicio. A título orientativo, tu ingesta calórica debería ser de 500 a 1.000 calorías menos que las 30-35 kcal/kg si tienes sobrepeso. Como siempre, hay muchos factores que influyen en la dieta, así que lo mejor es que hables de ello con tu nefrólogo. Él/ella también podrá recomendarte un nutricionista, los expertos en este campo.
Controla tu presión arterial
Junto con la diabetes, la hipertensión arterial es una de las principales causas de la enfermedad renal crónica (ERC) y, por tanto, de la necesidad de un trasplante de riñón. Por eso no es de extrañar que más de la mitad de las personas con un riñón nuevo sigan padeciendo hipertensión. Pero, independientemente de que se trate de un riñón propio o donado, la hipertensión arterial afecta negativamente a la función renal. Lo ideal es que tu tensión arterial esté por debajo de 130/85 mmHg. En los párrafos siguientes descubrirás cómo puedes influir en ello.
Vigila tu presión arterial
Controla tus valores de presión arterial durante un periodo de tiempo prolongado. Esto ayudará a ti y a tu equipo médico a averiguar en qué intervalo se estabilizan tus valores. A partir de ahí, se pueden tomar las medidas adecuadas. La documentación del Logbook Mizu también puede ayudarte en este sentido. Puedes introducir allí regularmente tus valores de presión arterial para poder analizarlos en la próxima consulta con tu nefrólogo. Como ya sabes, lo ideal es que tu tensión arterial sea inferior a 130/85 mmHg. Pero, ¿qué significan estos dos valores?
La sangre no fluye uniformemente por el cuerpo, sino que el corazón la bombea en ráfagas. El primer valor es la presión máxima que se crea en los vasos sanguíneos. Este valor también se conoce como presión arterial sistólica. El segundo valor indica la presión más baja que prevalece en su sistema vascular cuando el corazón no está bombeando sangre fuera del ventrículo izquierdo - la llamada presión arterial diastólica. La unidad de medida de la tensión arterial son los milímetros de mercurio (=mmHg).
Asegúrate de hacer suficiente ejercicio y mantener un peso saludable
Como ya hemos aprendido, el ejercicio y un peso saludable tienen un efecto positivo en la salud y en la vida útil de tu nuevo riñón. Además de los beneficios que ya hemos visto, el ejercicio y un peso saludable también tienen un efecto positivo en los niveles de presión arterial. Son bastantes beneficios a la vez, así que merece la pena empezar ya, ¿no?
Cuida tu consumo de sal
Reducir tu consumo de sal también puede ayudar a reducir tu presión arterial. Pero, ¿a qué se debe esto? El cloruro de sodio (= sal de mesa) es un mineral que influye en el equilibrio hídrico de tu cuerpo. Sobre todo, una mayor cantidad de sodio puede aumentar el volumen de líquido en el sistema vascular. Al aumentar de este volumen en los vasos sanguíneos, también aumenta la presión. Por este motivo, debes tener cuidado de no ingerir más de 5 gramos de sal al día (2,3 gramos de sodio al día). Conseguirlo no suele ser tan fácil, sobre todo si te gusta consumir alimentos precocinados. Además de azúcar, suelen contener mucha sal. Por eso, en la medida de lo posible, deberías cocinar tú mismo. En lugar de sal, puedes utilizar otras especias, por ejemplo, que le dan a tu comida un sabor especialmente delicioso y hacen que sea más fácil prescindir de ella.
No olvides tus medicamentos
Si los cambios en el estilo de vida -especialmente más ejercicio y una dieta sana- no son suficientes para controlar tu presión arterial, puedes necesitar tomar medicamentos adicionales. Para asegurarte de que tu medicación funciona correctamente, es importante que sigas correctamente el calendario de medicación prescrito. Para tener una mejor visión de conjunto, puedes utilizar las funciones de medicación de la app Mizu.
Protégete de las infecciones
Tus inmunosupresores son esenciales para evitar que el nuevo riñón sea rechazado por el cuerpo. Esto significa que el sistema inmunológico ya no reacciona a patógenos como bacterias, virus u hongos de la misma manera que antes. Por eso eres más susceptible a las infecciones y a las enfermedades más graves que otras personas. Para protegerte de algunos de estos patógenos, a menudo recibirás medicamentos adicionales directamente después del trasplante.
También puedes hacer mucho para protegerte de las infecciones. Es especialmente importante que observes las medidas generales de higiene. En particular, debes asegurarte de lavarte las manos con regularidad, especialmente antes de cocinar y comer. También son importantes algunas cosas a la hora de elegir los alimentos. Por ejemplo, se recomienda evitar la carne, el pescado o los huevos crudos. Puedes encontrar información más detallada sobre cómo evitar infecciones en otros artículos de la app Mizu.
En general, intenta escuchar las señales de tu cuerpo. Si te encuentras mal, acude pronto a tu médico para que te examine. Cuanto antes reacciones ante las infecciones, mejor se podrán tratar.
Cocina mediterránea
En cuanto a la alimentación, la dieta mediterránea es especialmente recomendable para ti. Esto significa mucha fruta y verdura fresca, cocinar con aceite y usa pescado fresco en lugar de carne. La dieta mediterránea aporta a tu organismo muchas vitaminas y ácidos grasos omega-3, contribuyendo así a mejorar la salud. Además, la cocina mediterránea suele cocinarse con diversas hierbas y especias en lugar de sal, lo que la hace especialmente adecuada para ti en este sentido. Si todavía estás buscando ideas para recetas, échale un vistazo a la aplicación Mizu. En ella encontrarás una gran variedad de platos diferentes que son especialmente adecuados para ti.
Asegúrate de beber la cantidad adecuada
Durante la diálisis, la cantidad recomendada para beber es muy individual y suele ser inferior a la de las personas con riñones sanos. Después del trasplante, debes asegurarte de beber dos litros de líquido cada día; dependiendo de la función renal, a veces puede ser más. Para conocer las recomendaciones exactas, lo mejor es que hables directamente con tu equipo médico. Como este cambio no es fácil al principio, puedes obtener ayuda con la aplicación Mizu. El diario de bebida te ayuda a llevar un registro de tu ingesta de líquidos. ¿Has bebido lo suficiente hoy? Si no es así, ve a por un vaso de agua ahora mismo
Haz tus revisiones
Ahora hemos esbozado algunos consejos para ayudarte a proteger y apoyar tu nuevo riñón tanto como sea posible. Sin embargo, independientemente de esto, es sumamente importante que acudas a las revisiones periódicas con tus médicos. Ellos comprobarán los valores sanguíneos más importantes y verán si el nuevo riñón sigue funcionando como debería. Esto es muy importante para poder reaccionar a tiempo ante cualquier cambio. Así que concierte tus citas de revisión a conciencia y márquelas en el calendario.
Uf, qué cantidad de información de una sola vez. Lo mejor es que repases todo paso a paso con calma. Si hay algo que no te queda claro, siempre puedes preguntar a tu nefrólogo.
