Para realizar la hemodiálisis suele ser necesaria un shunt de diálisis. En este artículo descubrirás en qué consiste exactamente y cuál es la mejor forma de tratarlo para que dure mucho tiempo.
El riñón es un órgano muy importante que realiza muchas tareas importantes. Una de las más importantes es la excreción de "productos de desecho". Estos productos de desecho se producen principalmente cuando las células del cuerpo producen energía. Si, por alguna razón, los riñones ya no son capaces de limpiar suficientemente la sangre de estos productos de desecho, hay que encontrar otra solución. Una opción es la diálisis.
Existen varias formas de sustituir los riñones. El procedimiento de depuración de la sangre más utilizado hasta la fecha se denomina hemodiálisis. En la hemodiálisis, la sangre se purifica fuera del cuerpo en una máquina llamada dializador. Pero, ¿cómo llega la sangre a la máquina? Es una pregunta legítima.
¿Qué es un shunt de diálisis?
Existen varias opciones para realizar el llamado acceso vascular. A través de un acceso vascular se puede extraer sangre del cuerpo y devolverla una vez purificada.
El acceso vascular más utilizado para la hemodiálisis es la denominada fístula AV (o shunt). Dado que el dializador debe purificar todo el volumen de sangre, debe haber un flujo sanguíneo bastante alto en el vaso sanguíneo correspondiente: al menos 300 mililitros por minuto (mL/min). Se trata de una cantidad notable.
Como probablemente ya sabrás, en términos sencillos, el sistema cardiovascular se compone de dos tipos de vasos diferentes: las arterias y las venas. Para una extracción normal de sangre, por ejemplo para comprobar los niveles sanguíneos, se utilizan las venas. En las venas, la sangre se transporta al corazón con poca presión. Las arterias, en cambio, son el sistema de alta presión del organismo. El corazón bombea la sangre a través de las arterias a alta presión, suministrando oxígeno y nutrientes a todo el cuerpo. El flujo sanguíneo de las venas por sí solo no alcanza los 300 ml/min necesarios para la diálisis. Por lo tanto, se necesita otra solución.
Cuando se crea un shunt para diálisis, se conectan una vena y una arteria mediante una operación quirúrgica: en otras palabras, se crea una conexión en cortocircuito entre los sistemas de baja y alta presión del cuerpo. Esto crea una presión más alta en la vena. Cuanto mayor es la presión, más sangre puede transportarse en los vasos por minuto. Además, la vena se ensancha por el aumento de presión y su diámetro aumenta, como un globo que se infla. Esto facilita la perforación de la vena y el acceso al sistema vascular para la diálisis. Además, el aumento del diámetro también permite un mayor flujo sanguíneo.
¿Dónde se coloca el shunt?
El lugar más habitual para colocar un shunt de diálisis es el antebrazo. Sin embargo, puede pasar que el shunt se coloque en la parte superior del brazo o incluso en las piernas. Para encontrar el lugar más adecuado, se suelen examinar primero los vasos sanguíneos mediante ecografía. De esta manera, se pueden elegir los vasos en mejor estado.
¿Cuál es la mejor manera de cuidar mi shunt?
El shunt es esencial para la hemodiálisis. Para que dure mucho tiempo, es necesario cuidarla. Aquí tienes algunos consejos útiles:
1. Mantén limpio el shunt
Puedes prevenir las infecciones lavando regularmente la zona del shunt con agua y jabón (por ejemplo, antes de cada diálisis). Antes de cada punción del shunt para diálisis, la zona debe desinfectarse adecuadamente. Después de retirar las agujas, la zona debe cubrirse con una tirita estéril limpia. La tirita debe aplicarse con cierta presión, ya que en caso contrario puede producirse una hemorragia.
2. Comprueba el shunt todos los días
El equipo de diálisis debe comprobar regularmente el funcionamiento del shunt. Pero lo mismo debes hacerlo tú todos los días. Como a menudo es más fácil desarrollar una rutina haciéndolo siempre a la misma hora, es una buena idea, por ejemplo, comprobar brevemente el shunt todas las mañanas antes o después de cepillarse los dientes. Lo mejor es seguir siempre el mismo procedimiento.
Primer paso: control óptico
Observa atentamente la zona del shunt y busca enrojecimiento, hinchazón, equimosis (= hematoma) y pulsaciones claramente visibles. El enrojecimiento y la hinchazón pueden indicar una infección. Si la fístula pulsa claramente en una zona, puede indicar una inflamación del vaso (= aneurisma). Lee más sobre este tema a continuación. En todos estos casos, debes ponerte en contacto con el personal de diálisis.
Los hematomas suelen aparecer cuando no se ha aplicado suficiente presión a la fístula tras la extracción de la aguja. Habla de ello con el equipo médico en tu próxima cita para evitar que esto ocurra en el futuro.
Segundo paso: Palpación
Si apoyas ligeramente los dedos sobre el shunt, podrás sentir el flujo sanguíneo. Lo mejor es que el equipo de diálisis te enseñe cómo hacerlo. Si no sientes el flujo sanguíneo, esto indica una reducción alrededor de la fístula o una oclusión completa de la misma. Debes informar a tu médico lo antes posible.
Al mismo tiempo, debes prestar atención a la posible presencia de dolor a la palpación. Esto también puede ser un indicio de infección. También en este caso, hay que ponerse en contacto inmediatamente con el equipo de diálisis.
Tercer paso: escuchar
Si se dispone de un estetoscopio, se puede utilizar para escuchar el flujo sanguíneo en la fístula. Sin embargo, probablemente deberías dejar esto en manos de los profesionales. Un estetoscopio es un instrumento médico que se utiliza para escuchar los sonidos corporales, como la respiración. Está equipado con una campana para "captar" el sonido. El auricular tiene dos extremos que se introducen en los oídos y está conectado a la campana mediante un tubo. De este modo, tú o el equipo de diálisis también podéis controlar el flujo sanguíneo en el shunt.
¿Qué debo evitar si tengo un shunt?
Para evitar que se interrumpa el flujo sanguíneo en la fístula, no midas la tensión arterial en el brazo del shunt. La reducción del flujo sanguíneo durante la medición puede provocar la formación de coágulos de sangre que pueden bloquear la fístula.
Por el mismo motivo, no debes llevar ropa ajustada, joyas ni relojes en el brazo del shunt. También debe evitarse llevar bolsas de la compra pesadas y levantar objetos especialmente pesados en ese lado. Además, no permitas que nadie utilice la fístula para otras extracciones o accesos, por ejemplo, para administrar medicación. Se trata de una prohibición absoluta. Esta fístula ya se utiliza bastante.
Por último, pero no por ello menos importante, intenta no rascarte la zona que rodea el shunt. Esto puede ser un reto, ya que el picor es un síntoma común en los pacientes en diálisis. Rascarse puede causar heridas que pueden infectarse. En este caso, ya no se puede utilizar el shunt, porque de lo contrario existe el riesgo de que los gérmenes entren en el torrente sanguíneo y esto puede ser muy peligroso. Por lo tanto, si el picor es un problema, habla con tu médico inmediatamente. Hay varias formas de reducir el picor. Si quieres saber más sobre este tema, encontrarás muchos más consejos y trucos en la aplicación Mizu.
¿Cómo puedo reconocer un problema con el shunt?
La conexión directa entre la vena y la arteria para la fístula de diálisis es un método muy bueno. Sin embargo, no es una condición natural, por lo que pueden surgir problemas de vez en cuando. Aquí podrás descubrir qué problemas pueden surgir y cómo reconocerlos a tiempo.
1. Hematomas e hinchazón
Para realizar el lavado de sangre, hay que perforar la fístula de diálisis con dos agujas. La primera lleva la sangre del cuerpo a la máquina y la segunda la devuelve al cuerpo. Después de la diálisis, se sacan las dos agujas. Tras retirar las agujas, es importante aplicar presión en la zona perforada para que el agujero en la pared del vaso se cierre rápidamente y la sangre no se filtre al tejido circundante. A veces, sin embargo, la sangre puede filtrarse en el tejido circundante, causando hinchazón y/o hematomas.
2. Enrojecimiento y calor
Si la piel sobre la fístula está enrojecida y más caliente que las zonas circundantes, esto puede indicar una infección. En general, las infecciones de la fístula son raras. No obstante, si notas alguno de estos signos, ponte en contacto inmediatamente con el equipo de diálisis. Ellos son los expertos que mejor pueden aconsejarte sobre qué hacer para que la fístula siga funcionando. Otros síntomas de infección pueden ser fiebre, dolor o calor importante alrededor de la fístula e hinchazón.
3. Aneurisma
Las perforaciones frecuentes y el aumento de la presión en la fístula pueden hacer que la pared del vaso se adelgace y se vuelva más inestable en una zona. Esto puede provocar un abombamiento del vaso, también conocido como aneurisma. En este caso, aumenta el riesgo de formación de coágulos sanguíneos (=trombos), que pueden obstruir la fístula. También existe el riesgo de que la pared más fina del vaso se rompa y provoque una hemorragia. Si notas que la fístula pulsa claramente en una zona, esto puede indicar la presencia de un aneurisma. En tal caso, debes informar inmediatamente a tu médico.
4. Reducción del flujo sanguíneo
Para que el lavado de sangre sea posible, el flujo sanguíneo en el vaso del shunt debe ser alto. La contracción (=estenosis) o los coágulos de sangre (=trombos) pueden reducir el flujo sanguíneo en el shunt, lo que puede tener un efecto adverso en la diálisis. Con un poco de práctica, podrás comprobar tú mismo el flujo sanguíneo palpando la zona. Pide al equipo de diálisis que te ayude al principio. Seguramente ellos también lo comprobarán con regularidad.
5. Hemorragia
Las hemorragias profusas debidas al shunt son muy raras. Sin embargo, si se produce una hemorragia profusa por la fístula en casa, como si se acabaran de quitar las agujas, se trata de una urgencia médica.
Aplica presión en la zona de la hemorragia con la otra mano lo más rápido posible, presionando lo más fuerte que puedas. La idea es que la sangre deje de pasar entre los dedos. Utiliza un vendaje estéril si lo tienes cerca. Si no, no pierdas tiempo buscándolo, porque la prioridad es detener la hemorragia.
Si hay alguien cerca, pídele ayuda e indícale que avise a los servicios de emergencia. Si no hay nadie, llama tú mismo a la ambulancia lo antes posible.
Asegúrate también de que puedes tumbarte lo antes posible. Una gran pérdida de sangre puede provocar mareos. Si hay alguien contigo, pídele que sostenga en alto el brazo afectado mientras tú o la otra persona seguís ejerciendo una fuerte presión sobre la zona sangrante. Al mantener el brazo levantado, puedes utilizar la fuerza de la gravedad para detener la hemorragia. Intenta mantener la calma, aunque te resulte difícil.
Esto es lo que debería hacer en principio, pero como ya se ha dicho, una emergencia de este tipo es muy poco frecuente.
¿Cómo se controla la fístula?
Como se ha descrito, es posible controlar la fístula usted mismo a diario. Pero el equipo de diálisis también vigila el shunt.
Además de la inspección visual, la auscultación y la palpación, el flujo sanguíneo en la fístula puede comprobarse mediante diversos métodos durante la diálisis.
Si se sospecha que hay problemas con la fístula, se realizan exámenes más exhaustivos. Por ejemplo, una ecografía del vaso del shunt. La ecografía se utiliza para visualizar el vaso y el flujo sanguíneo.
Otra posibilidad es la radiografía con medio de contraste. Se inyecta un medio de contraste en el vaso sanguíneo. Este medio de contraste es visible en la radiografía. Al encontrarse en el sistema vascular, se puede visualizar y evaluar todo el volumen de los vasos sanguíneos. De este modo, el radiólogo puede determinar, por ejemplo, si existe un estrechamiento (=estenosis) en la zona del shunt.
¿Cómo se pueden remediar las complicaciones?
Dos de las complicaciones más frecuentes de las fístulas de diálisis son el estrechamiento (=estenosis) y los coágulos de sangre (=trombosis), que pueden obstruir los shunts. Ambas pueden provocar una reducción del flujo sanguíneo en la fístula. Existen métodos de tratamiento para ambos casos.
Si el problema es un estrechamiento (=estenosis) en la zona del vaso de la fístula, se puede examinar el punto a través del vaso con un tubo flexible (=catéter). Con una pequeña intervención, se puede introducir una especie de globo en el punto correspondiente. Al inflarlo, se ensancha la constricción.
Si un coágulo de sangre causa problemas, puede disolverse mediante la administración selectiva de medicación a través de un catéter o el coágulo se rompe mecánicamente y se elimina.
Por lo tanto, una fístula sana es extremadamente importante para la diálisis sin complicaciones. Habitúate a comprobarla regularmente y, en caso de anomalías, habla inmediatamente con el equipo de diálisis sobre cualquier cambio. Definitivamente, ¡tú conoces mejor tu cuerpo!
